miércoles, 25 de abril de 2012

Viernes Santo, los cinco sentidos y el alma puesto en la calle




Desde mi barrio de vía plana, desde ese rincón choquero nos impresionaron
con el gran paso de misterio del Señor de la Fe, 






Nuestra Madre de la Caridad nos cautivó con su cara divina de Madre Buena envolviéndonos hasta su recogida








 



La pasión de mi alma que corre por mis venas hace daño en la

distancia, el arte hecho plegaria, el niño hecho hombre que llora

en silencio, la gubia del imaginero convertida en rezo, el rostro

del Hijo de Dios en su máxima expresión, el rencor y las deudas

en el corazón, la impotencia de mi alma que confunden mis

sentidos entre el pasado y el presente    

 

































 

 

 

Lloramos al verla caminar bella como ninguna con su cara de dolor y pena,
su hijo sin vida en su regazo, angustia en lo más hondo de los sentido.







Dios yacente ante nuestras retinas, agonía en la conciencia de cualquier cristiano





Nos consolaba ella con su presencia en su palio negro, Soledad de María
envuelta en lágrimas del desconsuelo  






El último instante, ella camina sola con la mirada perdida en el cielo,
Rota de dolor y pena que solo puede consolar la certeza de que él volverá
con nosotros.











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