martes, 12 de mayo de 2015

MARTES SANTO



Con los ojos brillantes, camina alguien dentro de su cofradía al ver tanta realidad ya cumplida, sueños que parecían tan lejos, tan imposibles que hoy parece mentira verlos cumplidos, algo que alienta el alma para seguir luchando en nuevas metas, en nuevos proyectos que sin lugar a duda con el tiempo se cumplirán.













Cerca de la orilla del Odiel al cobijo del Conquero, una maldita lanza atraviesa el costado del humilde hijo del carpintero entre las calles del 
barrio de las Colonias. Huelva llora por ello, buscando una vez más 
el consuelo en la mirada de una madre divina, que lleva por nombre 
Dolores en la tarde del martes Santo.















En cantero cuadrado la cátedra hoy se hace rezo cambiando la toga por una túnica Nazarena,  los meseros de galas hoy son penitentes de promesa, es el día donde un solo Libro cobra importancia y el caminar se siente sangre por dentro para acabar en los brazos de un valle soñado.














En San Pedro la historia se abre paso en los anales del tiempo,
confundiendo la mente como si el pasado y el presente se unieran
en la misma plaza, para unir generaciones de hermanos donde una
vieja medalla forma ya parte de una herencia soñada,























El Corriente de Quinta